19.1.06

La comedia y el mal



Que haya un tono justo para contar una historia no quiere decir que haya una sola manera, o una sola manera correcta, de contarla. Aun así, tendemos a pensar que hay tonos vedados para ciertos asuntos. Solemos creer que, por ejemplo, el humor no es el camino para tratar en la ficción un hecho que en la realidad fue desgraciado, obscuro, acaso funesto u horrorizante.

Se puede recordar, sin embargo, contraejemplos notables, como la elección del humor (aunque fuera un humor irónico y corrosivo, que subrayaba lo grotesco) de parte de Gunter Grass para relatar la historia privada del nazismo en El tambor de hojalata. Y la de Chaplin para caricaturizar a Hitler en The Great Dictator (arriba) (aunque la película, hay que anotarlo, fue anterior a las peores atrocidades del monstruo austriaco). Roberto Begnini causó menos escándalo que suspiros con su versión azucarada de la cotidianidad en las prisiones nazis en La vida es bella; quienes lo criticaron, no criticaron tanto la posibilidad del humor en un tema así, sino el particular humor rosa del italiano.


Sigo con mi revisión de ficciones peruanas referidas a los años de la violencia y encuentro hasta ahora tan sólo una pieza narrativa en la que el humor es predominante, la nouvelle "El muro de Berlín", que Rodolfo Hinostroza incluyó entre sus Cuentos de Extremo Occidente. Incluso en ese relato, el humor parece justificarse en el hecho de que la narración toma el punto de vista de un extranjero que anda de viaje por el Perú, de modo que su mirada no alcanza a ser la de una víctima real, sino la de un involuntario aventurero caído por casualidad y pasajeramente en el laberinto de una locura ajena de la cual, finalmente, escapa indemne.

La nouvelle juega tópicamente con la figura del carnaval: para el viajero, el paso por el Perú es como una caminata callejera por un mundo no solamente desconocido sino, además, súbitamente puesto de cabeza. Hinostroza es un narrador sagaz: su recurso no es gratuito. Al dividir a sus personajes, inicialmente, en esos dos grupos, uno donde aparece, solitario, el protagonista extranjero, y otro donde quedan reunidos todos los actores peruanos, Hinostroza genera la idea, poderosa, de que, después de todo, terrotistas y soldados, marginales y burgueses, ejecutivos y campesinos, todos son parte de un mismo cuerpo social. En otras palabras, la presencia del personaje forastero hace del escenario nacional un todo, y su drama (o su comedia) se transforma así en un problema entre semejantes.

Me pregunto si (descontando este relato de Hinostroza) la casi total ausencia de
literatura humorística referida a estos asuntos es una simple casualidad estadística o una confirmación de que el tema es aún traumático en exceso para los peruanos. Es decir, me pregunto si es posible para nosotros contar la violencia de ese periodo con humor sin asumir, como el narrador de Hinostroza, una mirada distante, casi casi turística.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

"El muro de Berlin" es un cuento excelente, que bueno que llames la atencion del publico hacia el. Quiza le falte densidad humana, riqueza psicologica: es un tanto superficial y en eso va a tono con lo carnavalesco que apuntas, y con cierta frivolidad cara a Hinostroza. Pero la trama es rapida y envolvente: Hay una parodizacion de cierta etapa del Peru, la de la violencia politica y la corrupcion rampantes. Hay un doble juego tambien con cierta narrativa light en clave, es decir, la que alude como en las novelas de Bayly a personajes conocidos de la sociedad peruana. En el caso de "el muro de Berlin" si mal no recuerdo uno de los personajes parodiados en clave de modo magistral es precisamente Mario Vargas Llosa: queda muy mal parado en su esfuerzo protagonico. De otro lado, la guerrilla asume formas farsescas que remiten a un posmoderno Chiapas con comandantes mediaticos. Muy recomendable el cuento.
Respecto a la risa como tono para narrar la violencia concuerdo que aun falta distancia para procesar el trauma. Es mas, cuando hasta ahora no se ha hecho justicia con tanta gente sobre todo de los Andes, como señala el Informe de la Comision de la Verdad, pedir circo en el velorio suena mas inoportuno que contar un chiste piadoso: suena a indolencia.

Gulmo dijo...

Dennis Angulo vuelve con “Poesía Antisistema”

www.gulmo.com

Anónimo dijo...

¿Alguien conoce las antologías que hizo Mark Cox acerca del tema de la violencia subversiva y antisubversiva en el Perú? En una de ellas, la antología de cuentos, Cox antologó exclusivamente a autores "andinos", no importa cuán malos fueran, dejando de lado todo los relatos de Cueto, Hinostroza, Ampuero, Niño de Guzmán, etc.

Anónimo dijo...

....se acordaran de Oscar Malca y su "AL Final de la Calle"....habrá que revisar los Poemas de Oswaldo Chanove en "El Héroe y su relación con la heroina"....la violencia política también manchaba sus tintas..

Anónimo dijo...

Antes comenté un par de cosas sobre "No habrá más penas ni olvido" de Osvaldo Soriano (en el post sobre Mairal y Thays). Me parece que esa breve novela viene a cuento aún más respecto a este tema. Me cito a mí mismo (yo solito me jaraneo!) y agrego algunas cosas más: La novela retrata en clave de comedia de golpe y porrazo (slapstick) las vendettas internas de comienzos de los 70s en Argentina, cuando el peronismo eliminó su ala de izquierda (las Juventudes Peronistas), girando a la ultra derecha y pavimentando la ruta para que llegara la dictadura de Videla y cía. Se trata del comienzo del terrorismo de estado que se iba a radicalizar con los milicos, ya que el Peronismo estaba en el poder. Muchos consideran esta etapa del asunto (73-75) como una proto-dictadura, y muchos de los desaparecidos de esta etapa son amigos de quienes luego acabarían en las filas de los Montoneros (y en el fondo del Río de la Plata). Por supuesto, sería una falta de respeto, me parece, comparar a los Montoneros con SL, y asimismo una exageración comparar al gobierno de FBT con el de isabelita o el de Videla. Pero el punto al que quería apuntar es el que plantea Gustavo: incidentes traumáticos de la historia real y reciente de un país, narración en clave de comedia disparatada (el slapstick que plantea Soriano es cercano a lo que en cine hacen Chaplin o, guardando las distancias, Mr.Bean o Benigni), etc.

En cuanto a los riesgos de escribir y publicar una obra de ese tipo, volvamos al ejemplo: Soriano la publicó en el extranjero a mediados de los 70s y en Argentina en 1982. La lectoría en 1982 fue enorme y la controversia también. En los 80s mucha de la crítica literaria argentina, rasgandose las vestiduras, le dio duro por representar en clave cómica una tragedia semejante pero ahora la cosa parece haberse revertido y esa novela se ha convertido en los últimos 15 años en un clásico, un modelo absolutamente canónico de cierta sensibilidad "posmo", por decirlo de algún modo.

Me parece que ese ejemplo puede dar para jalar la madeja del debate.

Otro asunto, más local: Santiago Roncagliolo, bete noire de Gustavo Faveron pero bueh, igual lo mencionaré, escribió una novelita sorianescamente cómica sobre SL. Fue su primera novela, en 1995 más o menos, y nadie se la quiso publicar. No era buena (el autor piensa lo mismo; lo sé porque es mi pata) y me atrevo a pensar que ya la borró del disco duro de su computadora. Sin embargo, no creo que estuviera peor escrita que muchas cosas que se publican en Lima. La renuencia de las editoriales a publicarla (en Lima y afuera) es interesante, dado que el autor ha demostrado en 2004 ser muuuy viable comercialmente.

Comentarios?

Anónimo dijo...

En tiempos de violencia se producen buenos escritores y grandes obras...creo que el perú es la excepción..la violencia dinamitó hasta la Literatura a tal punto que la redujo a un grado menor, y ahí están las consecuencias:i) Hasta la fecha Mario Vargas Llosa no tiene un relevo ii) la generación actual liderada por Aguirre y compañía decir que producen bodrios es ser buena gente iii) y para variar se edita ese esperpento de antología?? intitulado SELECCION PERUANA...honor al título todos son malos.....la Violencia nunca antes fué tan maldita..

Anónimo dijo...

En la antología de cuentistas que estudiaron en la pucp, "Las fabulas mentirosas y el entendimiento", aparece un cuento de Fernando Iwasaki llamado "Rock in the Andes"; es un cuento muy entretenido que hace una relación disparatada entre la costumbre, muy de moda en los ochentas, de hablar de "rock satánico", un asesino fanático y el inicio del terrorismo senderista.
Creo que vale la pena que sea mencionado aquí.