27.10.06

Otro incesto

Hace unas semanas, a raíz del estreno peruano de Madeinusa, el asunto del incesto en la representación de lo andino se convirtió en tema polémico en blogs y publicaciones impresas.

En algún momento, yo mismo hice notar que el revuelo de Madeinusa era sorprendente si uno tenía en cuenta la larga lista de ficciones peruanas que acudían al incesto como rasgo en la construcción de sus argumentos: mencioné, si no me equivoco, Elogio de la madrastra, Días de Santiago, Abril rojo, La mujer de mi hermano, Ojos que no ven, etc.

Ahora debemos añadir la última novela de Fernando Ampuero, Puta linda, que he leído en estos días, y en la que el personaje central, Noemí, vive su iniciación sexual con su hermano y el conviviente de su madre.

Esas historias las refiere la misma Noemí a Luis Alberto, el escritor en ciernes que quiere escucharlas para transformarlas en su primera novela. El chueco Tapia, amigo de Luis Alberto, le dice:

"El tema... es espinoso. Se presta a debates y tal vez a furibundas condenas, Luis Alberto. Vas a verte obligado a contar como si tal cosa una historia de pedofilia y de incesto, que si bien es algo común en los sectores populares, a decir de los sociólogos, resulta poco edificante en términos de valores humanos".


Sin duda, más polémica que la historia misma es la idea puesta en labios del chueco Tapia: la noción de que la pedofilia y el incesto son comunes en los sectores populares. Pero la idea, que proviene, como digo, de un personaje, es desatendida por su interlocutor, que también desestima las recomendaciones del amigo acerca de si es oportuno o no escribir sobre esos asuntos en "tiempos de miseria y terrorismo".

"La literatura carece de oportunidad", es la respuesta de Luis Alberto. "Los lectores han de tener el suficiente criterio para evaluar cómo es la vida y qué le ha tocado vivir a tal o cual persona. Aquí no se trata de un sermón, chueco".

Curiosamente, en el marco ideológico que la narración genera (como hace toda ficción), la idea del incesto entre los hermanos está lejos de representar una forma de decadencia o un síntoma de degradación (valor que sí cobra, en cambio, la relación pedófila propiciada por el padrastro): el vínculo entre los dos hermanos es trascendente y parece especialmente firme a causa de que tiene un cariz sexual.


La figura más similar que puedo recordar está en filmes como La luna (foto) y The Dreamers, de Bertolucci, en los que la sexualidad como refuerzo de lazos de parentesco funciona como una suerte de desencadenamiento de lo reprimido: madres, hijos y hermanos se vinculan a través de una suerte de fuerza primordial, anterior a las convenciones sociales y al tabú cultural. Algo que a su vez parece provenir del Bataille de Historia del ojo. (Me refiero, por cierto, sólo a ese rasgo de la trama de Puta linda).


En fin, sólo quería llamar la atención sobre la reincidencia del tópico: el incesto parece cada vez más una seña simbólica recurrente en la imaginación ficcional peruana. Supongo que quienes reseñen y estudien el libro de Fernando sabrán cómo interpretar ese rasgo en este contexto particular.

1 comentario:

Fernando Velásquez dijo...

estoy preparando una clase sobre madeinusa y revisando tus posts me doy con este. que no haya comentarios dice mucho acerca de las (pocas) ganas que la gente tiene de debatir ideas y de ahondar en temas espinosos. lo bacán es más bien juzgar y echar culpas. en fin.