18.5.10

Caballeros de la mancha

Contando poetas de diez en diez

Una vez pasado el momento de la vanguardia, con la disolución del dadaísmo, el futurismo, el ultraísmo, el surrealismo, y los otros muchos impulsos que coincidieron con ellos en el tiempo, no desapareció, en cambio, el envión de los proyectos sectarios y más o menos colectivos: la poesía fue durante el siglo veinte el terreno de los ánimos grupales.

En el caso peruano, por ejemplo, pocos han sido los movimientos grupales en el campo de la narrativa, y ninguno ha logrado cierta relevancia desde hace varias décadas, acaso desde el momento en que empezó a deshacerse el Grupo Narración. Y sin embargo, no han escaseado los grupos poéticos.

Hora Zero, Kloaka, Inmanencia, por ejemplo, cada cual a su manera y dejando huellas de distinta hondura o distinta superficialidad, son todos nombres reconocibles en el devenir de la poesía peruana contemporánea.

La impronta del primero es indudable, incluso fuera del Perú; el segundo se ha autopromovido tan indesmayablemente que ahora resulta casi indecoroso no reconocerle un espacio (a diferencia del grupo Neón, al que ninguna mono-campaña ombliguista hará sonar duradero); el tercero tuvo un impacto visible aunque fuera sólo hacia adentro de su propia generación.

Y cuando los poetas peruanos de décadas recientes no han escrito bajo el cinturón unificador de un grupo o de una camarilla, la varita mágica de la crítica-a-vuelapluma los ha transformado a posteriori, agrupándolos bajo otros ubicuos y groseros signos colectivos: la generación del 80, la generación del 90, la generación del 2000, la generación de la violencia, la generación coche-bomba, la generación del 2003, la generación del 4 de junio de 1998 a las 3 de la tarde, la de las 3:30, etc.

Lo lamentable es que con frecuencia quienes por el motivo que sea quedan afuera de una designación colectiva, parecen quedar inmediatamente afuera de la memoria o de la historia o al menos afuera de las cronologías, y eso disminuye la importancia de sus nombres.

Siempre he tenido la impresión de que una cosa tan mezquina como esa es la que hace que Mario Montalbetti, por mencionar el ejemplo más extremo, no sea reconocido suficientemente como uno de los poetas centrales de la literatura peruana actual: es el exceso de voz propia (si debo ponerlo de alguna manera reductiva), unido a la insularidad con respecto a grupos e incluso a generaciones: el hecho de que su primer libro apareciera en el momento limítrofe entre los setentas y los ochentas, y que el segundo fuera publicado muchos años más tarde.

Más allá de los casos particulares, no deja de ser sorprendente que la poesía se haya vuelto el escenario de lo colectivo y la narrativa el lugar de los esfuerzos personales.

Lo peor, claro, es que no es así, esa descripción no es justa: el aparente gregarismo de la poesía peruana es en verdad un fenómeno inventado por el ruido autocelebratorio de los grupos en combinación con la dejadez y el facilismo de críticos a quienes se les hace más sencillo imaginar grandes líneas y valorar manifiestos y festejos grupales que evaluar obras independientes y salir a la cacería de ornitorrincos.

...

37 comentarios:

El Gaucho Santillán dijo...

Son grupos de amigos que, aunque hagan porquerìas (escribiendo, pintando o musicalmente) se reùnen para aplaudirse entre ellos.

Y para descalificar rabiosamente a los demàs.

Es una conducta universal.

Ya los sufriò Bouguereau, en el siglo 19.

Saludos

Gustavo Solórzano-Alfaro dijo...

Por si quiere visitar:

http://directorioblogscr.blogspot.com/2010/05/recomendaciones-de-blogs-8.html

Saludos

Anónimo dijo...

Hola:

Qué curioso, Gustavo, la impresión que tengo yo desde Perú es que la postura que privilegia la obra del poeta 'individual' sobre el 'grupal'-por llamarlos de una forma- ha sido, por tus mismos argumentos, la predominante en la apreciación poética peruana en los últimos 20 años. Se ha hecho una caricatura del 'poeta de grupo' que consiste en hacer intercambiables las producciones de los integrantes. Mi percepción es que José Watanabe, Abelardo Sánchez-León y Mario Montalbetti -por citar tres poetas a los que conocí y aprecio- han disfrutado esa condición insular, lo que tal vez ha permitido una mayor atención crítica a su obra (no es queja, HZ ha recibido importante aparato crítico, sobre todo en los últimos 10 años).

Por otra parte, es claro que las obras de poetas como Enrique Verástegui -En los Extramuros...- y Tulio Mora -Cementerio General-, por citar solo a dos integrantes de Hora Zero, son diferentes y autónomas, comentario extensivo al resto de poetas que, con distintas virtudes y defectos, es parte de HZ desde hace 40 años. La idea de grupo, al menos en lo que a HZ respecta y según lo entiendo yo, no consiste en hace obras idénticas, que cualquiera podría firmar, sino en partir de un motor creativo (el poema integral) para que cada autor desarrolle de acuerdo a su 'dáimon'.

Me parece que, de alguna forma y como dice Rodrigo Quijano, toda la poesía peruana es insular.

Jerónimo Pimentel.

Anónimo dijo...

no me imagino al "complejo" Basho (Thays dixit) formando parte de uno de estos grupúsculos gregaristas; no sería tan autoinconsciente como para, a sus sesenta años, como muchos muchachones eternos de Hora Zero, estar armando recitales en un bar de mala muerte del centro y obligando a críticos jóvenes desempleados a escribir reseñas sobre sus propios poemarios a cambio de una garrafa de vino, no, Basho nunca haría eso, déjenlo en el bosque, por favor.

Jorge Frisancho dijo...

Yo creo que la cosa está cambiando un poco, y va bien. Es hora de reevaluar el rol de Montalbetti (y el de Lauer), a la vista de desarrollos recientes. Y entregente más joven, digo lo mismo de los escasos Quijano y Echarri, cuya influencia es más amplia de lo que su parquedad (un libro cada uno) haría pensar.

Anónimo dijo...

no entiendo ese encono con el grupo Neón, el más importantes que ha existido en la historia de la literatura peruana. De ahí salieron los poetas Miguel Ildefonso (la prueba de su calidad está en la cantidad de premios que ha ganado), Paolo de Lima, que ha mejorado con su último libro "Silenciosa algarabía" y Héctor Ñaupari, el Goethe liberal del siglo XXI. Esto solo lo puede explicar un odio generacional y tu fracaso inicial como poeta. Espero que no borres este comentario porque no ofende a nadie.

Anónimo dijo...

No pues, tienes que decir quiénes son los de la foto.

Anónimo dijo...

Te equivocas, Gustavo, salvo para el profesor Juan Zevallos, ex Kloaka, Kloaka tiene alguna significación dentro de la poesía peruana contemporánea. Creo que lo mejor de los años ochenta estuvo fuera de Kloaka, como Montalbetti y Di Paolo.

charli dijo...

y donde queda esta pintoresca generación narrativa
http://lozpoetasdeazfalto.blogspot.com/

Anónimo dijo...

puro cojudo la poesía peruana murió ahi, todos esos ya son mequetrefes

Anónimo dijo...

"la prueba de su calidad está en la cantidad de premios que ha ganado"

qué clase de concepto de poesía puede esconderse detrás de una aserción como esta?

O sea que Martín Adán, que nunca participó en ningún concurso, no es poeta?

y sobre Hora Zero, ese floro del hijo del poeta Pimentel no es confrontable con la realidad. Lo que vemos en los recitales de Hora Zero, a los cuales el mismo "delfín" Jerónimo Pimentel ni siquiera asiste, son reuniones de amigos que apenas exceden la veintena de almas. Lo digo porque yo estuve en el Queirolo en la presentación del libro de Hora Zero y no hubo, en su mejor momento, ni treinta personas, todos amigos entre ellos, "muchachones" setenteros más o menos pendejos, bastante trajinados por la vida y con un adolescente cómputo de la poesía y finalmente de la vida.

Mi voto para Montalbetti y La Hoz.

Anónimo dijo...

me gustaría que Jerónimo Pimentel nos dejara algunos links sobre ese "importante" aparato crítico que ha recibido el grupo (formado por su padre, gran poeta) Hora Zero. Me parece que tanto Cloaca como HZ lo que tienen es dos o tres profesores de relevancia inconocida, dedicados a ensalzar sus "propuestas poéticas", como si la idea de poema integral no hubiera sido ya explorada por los beats como veinte años antes de HZ, y en el caso de Cloaca, peor, porque ni siquiera una propuesta poética coherente tuvieron.

Dejemos el autobombo y remitámonos a las pruebas.

Miguel dijo...

completamente de acuerdo con el anónimo que pide argumentos, pruebas, porque es fácil decir tal grupo tiene relevancia afuera, este otro removió los cimientos de la poesía peruana, tal poeta es un incomprendido porque su poética es difícil. Pruebas, señores, tal vez una sea la falta de valoración de González Vigil con el último poemario de Montalbetti, eso sí que probó que el poeta está varios pasos más allá de la medianía crítica de los medios.

Anónimo dijo...

Todo poeta en el Perú es insular. Sin embargo, guarda ahí, cuidado con los políticamente correctos, algunos muy buenos, como José Watanabe, otros sobrevalorados, como Eduardo Chirinos y Luis La Hoz.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

¿Por qué cada vez que hay un post sobre poetas peruanos contemporáneos, aparecen tantos anónimos y tantos insultos? Me refiero a los que no he publicado, aunque entre los que sí están aquí hay algunos que, sin ser insultos, son claramente mezquindades dichas a escondidas (el último comentario es un ejemplo de eso: resentimiento sí, valor para dar la cara, no).

Anónimo dijo...

Watanabe, Mora y Sánchez Hernani trabajaron para los gobiernos de Fujimori y Toledo, no hay nada de malo en ello, entonces por qué lo ocultan? Por qué quieren aparecer como "revolucionarios" cuando no lo son?

La poesía no debe estar peleada con la verdad, Sánchez Hernani fue director del Peruano hasta que Fujimori se fugó del país, es cómplice de la dictadura estupefaciente del chino.

Eso debe decirse con todas sus letras. Cuál mezquindad hay aquí?

Luis Alvarado dijo...

El caso de la poesía peruana es bien extraña. La insularidad de algunos poetas no sé precisamente de qué dependa, pero definitivamente no creo que sea por su experimentalismo (vallejo, eielson, oquendo de amat son poetas leidos), es decir por la incomprensión que generan. Lo que pienso es que, como dice gustavo, hay un tendencia por agarrar las cosas en bloque, y facilitarse así el resolver una crítica pues metiendo todos al mismo costal uno aparentemente salda cuentas con un momento, cuando ya sabemos que en un mismo momento ocurren muchas cosas, contradictorias entre sí.
hay muchos poetas peruanos muy buenos que son poco leidos: vicente azar, julia ferrer, gaston fernandez, henrich helberg. y bueno, cuando no encajan se les llama insulares y alcanzan apenas una nota al pie. es como si el alcance publicitario (y por lo tanto su aparente recepción entre el público) fuera suficiente para canonizar a un movimiento literario y etiquetar a una época con unos cuantos nombres. lo mismo ocurre en otros ambitos.´
alguna vez abelardo oquendo dijo algo muy cierto, que los periodistas eran unos tacaños e incapaces de comprar un libro por su cuenta para comentarlo. y solo comentan, con suerte, aquello que les llega a la oficina. me pregunto si no pasará lo mismo con los críticos. nos faltan mas indianas jones.

Anónimo dijo...

La segunda mitad de los 80 fue prolífica en producción de narrativa. Los narradores que nos iniciábamos con primeras publicaciones, empezamos a reunirnos. Fuimos un grupo numeroso, muy ameno que intercambiaba libros, borradores e ideas, que se reunía una vez al mes en la casa de alguien elegido rotativamente o al azar, luego una vez por quincena y después cada fin de semana. Esto sucedió entre 1986 a 1992 llegando a la adictiva dependencia grupal. Los cuentos se leían en voz alta, se aceptaban correcciones y sugerencias, pero estábamos atravesando un periodo cruento de guerra en el Perú y creo que los efectos de la guerra se reflejaban inevitablemente en nuestra supuesta isla de cultura. Nuestros maestros fueron los del grupo Narración, a quienes visitábamos regularmente o nos visitaban ellos. Creo que la colaboración mutua ayudó a muchos a ser autocríticos con sus producciones y a superar escollos de forma y estilo. ¿Qué nos faltó? Dije que atravesábamos tiempos de guerra, de coches bomba, apagones, allanamientos, etc. No logramos centrarnos en una idea organizadora más allá de la experiencia literaria. Algunos podían decir como Silvio "la ciudad se derrumba y yo cantando"; otros tenían compromisos definidos. Y los que empezaban a ganar premios saliendo del anonimato, de pronto se vieron excluidos de convocatorias, las reuniones empezaron a ralear y después de la fujimorización (fascistización) del Perú en 1992 hubo una diáspora, una estampida y cada quien buscó cómo pelar sus propios higos. El grupo no resistió el acoso de circunstancias literarias y mucho menos de condiciones extraliterarias (políticas, sociales, económicas, etc.). En concreto, la experiencia nos enseñó que agruparse para hacer arte, sirve. No es algo inútil ni una pérdida de tiempo si se agrupa gente responsable con su oficio. La disolución del grupo de narradores de los 80 nos enseñó también que la mezquindad, el individualismo y el revanchismo, rompen con el esfuerzo colectivo, lo fragmentan; y los fragmentadores son los que menos provecho le sacaron a la catástrofe que ocasionaron. Nunca más recuperamos la inocencia perdida, el desprendimiento, el esfuerzo desinteresado, la solidaridad ni la amistad. Unos seguimos escribiendo-publicando y otros no han vuelto a dar muestras de continuidad en el oficio.

Dante Castro dijo...

La segunda mitad de los 80 fue prolífica en producción de narrativa. Los narradores que nos iniciábamos con primeras publicaciones, empezamos a reunirnos. Fuimos un grupo numeroso, muy ameno que intercambiaba libros, borradores e ideas, que se reunía una vez al mes en la casa de alguien elegido rotativamente o al azar, luego una vez por quincena y después cada fin de semana. Esto sucedió entre 1986 a 1992 llegando a la adictiva dependencia grupal. Los cuentos se leían en voz alta, se aceptaban correcciones y sugerencias, pero estábamos atravesando un periodo cruento de guerra en el Perú y creo que los efectos de la guerra se reflejaban inevitablemente en nuestra supuesta isla de cultura. Nuestros maestros fueron los del grupo Narración, a quienes visitábamos regularmente o nos visitaban ellos. Creo que la colaboración mutua ayudó a muchos a ser autocríticos con sus producciones y a superar escollos de forma y estilo. ¿Qué nos faltó? Dije que atravesábamos tiempos de guerra, de coches bomba, apagones, allanamientos, etc. No logramos centrarnos en una idea organizadora más allá de la experiencia literaria. Algunos podían decir como Silvio "la ciudad se derrumba y yo cantando"; otros tenían compromisos definidos. Y los que empezaban a ganar premios saliendo del anonimato, de pronto se vieron excluidos de convocatorias, las reuniones empezaron a ralear y después de la fujimorización (fascistización) del Perú en 1992 hubo una diáspora, una estampida y cada quien buscó cómo pelar sus propios higos. El grupo no resistió el acoso de circunstancias literarias y mucho menos de condiciones extraliterarias (políticas, sociales, económicas, etc.). En concreto, la experiencia nos enseñó que agruparse para hacer arte, sirve. No es algo inútil ni una pérdida de tiempo si se agrupa gente responsable con su oficio. La disolución del grupo de narradores de los 80 nos enseñó también que la mezquindad, el individualismo y el revanchismo, rompen con el esfuerzo colectivo, lo fragmentan; y los fragmentadores son los que menos provecho le sacaron a la catástrofe que ocasionaron. Nunca más recuperamos la inocencia perdida, el desprendimiento, el esfuerzo desinteresado, la solidaridad ni la amistad. Unos seguimos escribiendo-publicando y otros no han vuelto a dar muestras de continuidad en el oficio.

Anónimo dijo...

La verdad, al menos para mí, es que los mal o bien llamados "insulares" tienen una obra sólida y en muchos casos superior a la producida por los grupos. No veo que haya muchas cosas que discutir.

Anónimo dijo...

en un post anterior alguien escribe:

"¿Riesgos? El último a nivel nacional fue Bombardero, y ocurrió lo impensable: destacado por los escritores locales supuestamente conservadores (Lauer y Ampuero estuvieron en una presentación en Barranco para la edición de Norma) y vapuleado por los jóvenes dizque contestatarios. No cabe duda de que estamos en un país al revés."

Lauer y Ampuero "estuvieron" en la presentación. No presentaron el libro, lo que hubiera quedado cortina; fueron un poco más allá y "estuvieron" en la presentación.

Anónimo dijo...

Anónimo: Que yo sepa, Lauer y Ampuero sí estuvieron en la mesa de presentadores, eso fue en Barranco, hay un video incluso. ¿A cuál post te refieres?

laveron dijo...

Gustavo:
no tengo idea de la manada en Perú, de sus internas y sus posicionamientos, pero creo que eso que contás no se da sólo en Perú y que se explica bien fácil: la poesía tiene escasas "salidas". Lo gregario viene a dar a cuento (y a cuenta) de que un narrador puede encontrar su lugar un poco más fácil en este mundo. Y hablo de lugar de escucha, de difusión, de pares, de publicación -aclaro esto pq el lugar de un poeta, el lugar primero, es la escritura-. Un poeta no. O al menos, se le hace tanto más complicado.

HaY cosas que se responden mucho más fácil. Ni siquiera requieren análisis académicos sesudos.

Anónimo dijo...

Hay algo más curioso dentro de todo lo que nos dices. Primero, porque seguramente no tuviste tiempo para pertencer a ningún grupo de poetas ni narradores. Segundo, tu insularidad y la falta de un grupo crítico te hizo escribir cosas como las hormiguitas. Yo creo que cuando uno empieza es bueno formar parte de grupo. No te cierres. Tampoco hagas hígado.

SACAPUNTAS NEBRIJA (Correctómano)

Anónimo dijo...

HABLANDO DE GRUPUSCULOS MEJOR PRESTEN ATENCION DE LOS AUTORES QUE SE HICIERON SOLOS COMO EL MEJOR AUTOR DE LA PROVINCIA CONSTITUCIONAL! DANTE CASTRO!

Ideas comunes con el gran Dante Castro, ahora que releí Tierra de Pishtacos: el mundo está compuesto por cosas. Vivir en el mundo es vivir entre cosas. Las cosas no solo determinan el mundo sino que condicionan nuestra existencia, como el mito de los Pishtacos que la policía de Alan quiso vender atrabiliariamente. De algún modo, entonces, nuestra relación con y comprensión del mundo estará marcada por nuestra relación con las cosas. En este sentido, y hasta cierto punto, la acusación de consumismo es inútil: en casi todos los casos, o en todos, es reversible; puede ser devuelta tranquilamente al acusador. El consumismo es asunto de grados, aun cuando haya gente que crea que comprar discos de Gerardo Manuel es una actividad esencialmente menos consumista que comprar discos de Tongo.

Donde sí hay una diferencia esencial es en la forma en que te vinculas con las cosas, sobre todo con las cosas que no tienes. Esta parece ser la verdadera médula de otro libro de Dante Castro, Cuando hablan los muertos, con la que ganó un importante premio en Cuba. No creo que valga la pena resumir la sencilla trama de estos cuentos, dos peruanos que se juntan en torno a un sueño muy terrenal: obtener el cambio (es decir, ganar la lucha) que nunca tuvieron, pero que su información y cultura les dice que harán la diferencia, que los convertirán en esos seres “afortunados”, y no en burgueses malolientes.

Más interesante es incidir en dos aspectos formales –es decir, esenciales desde el punto de vista literario- que hacen que Dante Castro no caiga nunca en un aburrido tratado sociológico (por su idoelogía, había el peligro): la ironía, mientras más sutil más venenosa, y el estilo enumerativo que luego el escritor chalaco habría de llevar a niveles superlativos en sus mejores cuentos: Parte de combate. En efecto es peculiar la forma en que el narrador (mal)trata a sus personajes: los llama “estúpidos”, se burla de sus sueños ridículos de grandeza, pero también los mima un rato, los pone a volar, para luego dejar que caigan hasta revolcarse en el piso de su confusión total entre deseos y realidad.

En Parte de combate también están, más que en germen, las largas enumeraciones de cosas, actividades, móviles que se decantan brillantemente en sus libros posteriores. El despliegue acumulativo tiene un efecto abrumador en el lector que, llevado por un sentido del ritmo sostenido, se enfrenta a un cúmulo de sensaciones, recuerdos, imágenes al leer estos roles, y así llega a comprender mejor la confusión en la que –paradójicamente- se regodean los personajes de Castro.

Castro es así, más que hablar del mundo y de las cosas materiales, nos refiere de manera oblicua las cosas (pocas, pobres, inconducentes) que tenían lugar en el alma moderna cuando las cosas otras, las “reales”, comenzaban a dominar la escena occidental. Como corolario esa respuesta a Hinostroza que nos muestra que el gran autor chalaco sigue en PARTE DE COMBATE.

Anónimo dijo...

Estamos equivocados. Estamos dando por sentado que la poesia, por el hecho de producirse en el contexto de un grupo poetico, es ya un producto superior, intachable e incontestable. Horror de error. El grupo poetico no es una persona, no es un artista. Lo que se juzga es aquello que produce el artista, en terminos esteticos. El grupo puede tener alguna importancia historica y social, pero es un crimen de lesa critica hablar, por ejemplo de "la poesia de Hora Zero", porque tal cosa es una ilusion bastante perversa. Lo que hay es la poesia de los miembros de Hora Zero y ahi es donde hay que mirar, si es que hay algo que mirar. El resto son vanidades inflamadas, berrinches, candelejonadas.

BLOGGER dijo...

Oye, viejo Gustavo...¿qué pasó con aquel concurso de resumen de novela de las 100 palabras que propusiste alguna vez en éstas páginas?

Un abrazo, y espero contestes.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

La verdad es que la calidad del concurso no fue de las mejores. Pero tienes razón: será buena idea declarar un ganador.

ubu dijo...

Indudablemente Hora Zero es una de las cúspides en la poesía peruana como grupo literario y como poetas individuales (bueno los cuatro poetas sobresalientes que todos sabemos quienes son y con uno q otro sobresaliente). no hay comparación con el grupo kloaka, sagrada familia , etc
ellos tuvieron su propio idioma si bien es cierto con temáticas similares pero con puntos indudablemente personales y con propia voz en las que por primera vez en el Perú influyo sobre otras corrientes literarias (infrarrealismo) y no al revés.

además no concibo a los setentas (creo q es la época de un punto de quiebre en todos los aspectos del país tanto cultural como social),sin Hora Zero: Se daba la segunda oleada de migración hacia la capital, proceso de la reforma agraria, combulsíon social, una de las décadas en que la educación pública eran de las mejores, y por si fuera poco la mejor selección de fútbol PERÚ, etc etc etc

Anónimo dijo...

lo mejor de los setenta en poesía: José Watanabe, nunca estuvo en Hora Cero y no tiene nada que ver con esos muchachones.

Miguel

Anónimo dijo...

creo que tu post es intolerante. si los poetas deciden que se agrupan, pues es su decisión. si ese grupo responde a algún plan real de divulgación, o solo es una collera, es algo también que hay que aceptar sin censurar. si los críticos no ven esta diferencia, pues ni modo, hay que leer otros críticos, o inventar otra crítica. si en el Perú se valora más los grupos que el esfuerzo individual del escritor, pues parecería que hay que reinventar la valoración literaria, reescribirla, y claro, eso no se puede hacer con un simple post y menos con un comment al vuelo. eso requiere que la gente interesada haga investigaciones y publicaciones que discutan el tema, nada más. si te hacen caso, good for you.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

¿Y lo intolerante, dónde está?

Anónimo dijo...

¿y los nuevos posteos, dónde están?

Anónimo dijo...

faveron , acaban de colarse con tu nombre en el blog
de un tal erch luna
que habla sobre el opus dei
aver si respondes a las calumnias que hacen pasar por tí
o las rrvisas
asi como las de milla
chau

Anónimo dijo...

faveron , acaban de colarse con tu nombre en el blog
de un tal erch luna
que habla sobre el opus dei
aver si respondes a las calumnias que hacen pasar por tí
o las rrvisas
asi como las de milla
chau

Anónimo dijo...

joder pongan su nick siquiera e visto que aqui que hacen comentarios pero puro anonimo. yo se que se puede respetar la privacidad del autor de los comentarios pero ay veces esto me parece una conchudes y una cobardia estar desperdigando rabia o esperanzas a diestra y sisniestra. solo es una opinion...

Anónimo dijo...

Ah... no engañes a la gente, pues. Mario Montalbetti no puede ser una voz poética central de la literatura peruana.