14.11.10

La revolución estática

¿Sueñan los bloggers con ovejas virtuales?

Mirko Lauer comentó hace poco (en una columna de La República donde destacaba particularmente a este blog --cosa que agradezco), el hecho de que la crítica literaria peruana haya encontrado un nuevo espacio en la red, a falta de un sitio propio y suficiente para ella en los medios impresos.

Lauer señala lo que él considera las diferencias clave entre la crítica de internet y la de la prensa tradicional: la primera es cosmopolita y la segunda parroquial, dice; y añade: la primera es intransigente en la terquedad de tomar en serio los contenidos de las obras literarias, mientras que la segunda se amolda y concede mucho a los lanzamientos comerciales.

Es posible que varias de esas cosas sean ciertas, al menos parcialmente (el parroquialismo sigue siendo una enfermedad, también en internet; la concesividad depende más de la actitud de las personas que de la naturaleza del medio).

Lo que sí debe de estar claro a estas alturas (y aquí voy más allá del tema del artículo de Lauer) es que lo más interesante de la revolución que internet ha traído a la literatura y las letras peruanas es el hecho de que tal revolución no haya ocurrido en lo más mínimo. ¿O quizá sea que ha ocasionado o justificado una involución? Me explico.


Primero, ¿por qué no ha ocurrido revolución alguna? Porque un cambio tecnológico, aunque sin duda puede influir --y casi siempre lo hace-- en la forma de las ideas y el ejercicio de las prácticas, no siempre alcanza para inventarlas donde no existen.

Gracias a internet, tenemos más publicaciones de comentario literario y de difusión, como los blogs y las revistas electrónicas. Pero, por un lado, es improbable la argumentación de que blogs, e-magazines, fanzines electrónicos y artefactos similares tengan un nivel de contenido más interesante que el que tenían las publicaciones impresas antes de que aparecieran esas otras.

Y por otro lado, es un tanto inasible la posibilidad de juzgar si, incluso considerando que algunas cosas interesantes circulan por internet, y no por la prensa, esas cosas no habrían ocurrido igual sin el cambio tecnológico y habrían encontrado algún otro vehículo.

Si hay una cosa que parece menos discutible es que las carencias de la crítica de prensa, la reducción del espacio de la literatura en las revistas impresas (la virtual desaparición de publicaciones en papel con secciones literarias), y la baja en el número de las columnas reservadas a la literatura en los diarios, pese a confluir todas ellas en un declive lamentable, resultan más llevaderas debido a la relativa proliferación de publicaciones on-line.

El resultado de eso no es necesariamente la aparición de espacios de mayor interés, sino, más bien, creo yo, la total apatía en la respuesta y la queja (de parte de quienes deberían preocuparse por ello) ante la declinación de los medios impresos: los diarios ya no tienen siquiera que fingir que les interesa publicar columnas literarias y reseñas porque para eso parecen estar los blogs.

Por otra parte, está el asunto del nivel de las publicaciones on-line. En el Perú sobran dedos de la mano para contar los blogs literarios que tienen un cierto nivel crítico o propician una discusión valiosa. Sí que los hay, pero son pocos. Las revistas virtuales de crítica no tienen una frecuencia de aparición mayor que la que tenían las viejas publicaciones impresas. Y la mecánica del arbitraje en las ediciones on-line carece por completo de rigor.

Pero acaso la carencia más notoria y la más importante se da precisamente en el terreno que parecía llamado a cambiar con relativa celeridad ante la introducción de los medios virtuales: la creación literaria. Mucho se ha escrito sobre ello, en español y en otras lenguas; mucho se ha dicho sobre la forma en que los formatos electrónicos afectan a la literatura en su terreno príncipe: el de la creatividad.

¿Qué ejemplos hay en el Perú? ¿Cuál es la avanzada de novelas-blog, de narrativa hipertextual, de poesía cuyo lenguaje esté condicionado por los medios virtuales, las redes sociales o los micro-blogs? ¿Qué tradición crítica está brotando en el cauce de los blogs y las revistas electrónicas que se aparte de las anteriores debido a la influencia del medio virtual?

...

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Sería interesante que los críticos twiteen sus críticas... Sería un ejercicio de síntesis y llamaría la atención de más lectores sobre ciertos libros, de manera casi inmediata... Además, si son muchos los tweets sobre ciertas obras, se podría observar con más claridad el consenso que se arma sobre ciertas obras...

El comentarista compulsivo dijo...

Todas las objeciones que le haces a la supuesta revolución tecnológica son las mismas que se le podrían haber hecho a la imprenta en 1450. ¿No podrías hacer alguna extrapolación a partir de los debates que se han dado en internet y su impacto -si lo ha tenido- en cómo se está desarrollando la crítica?

Gustavo Faverón Patriau dijo...

No es verdad. La imprenta influyó notoriamente en la forma y el contenido de la literatura, de maneras que son hasta importantes.

La imprenta influyó en las nociones de autoridad y autoría: un libro impreso pasó a ser rápidamente más prestigioso que un volante, un poema tradicional o cualquier literatura oral, y además se volvió accesible a mucha más gente, con lo cual se volvió un intrumento de movilidad social.

Hay formas literarias, como la novela serial, que no habrían existido de otra forma. Y ojo, la novela serial dio a luz a joyas, incluyendo novelas de Flaubert, James, Dickens, Melville, Conrad, y un casi inabarcable et cétera.

¿Algo así puede pasar con internet? Sí, por supuesto, y en algunos países está ocurriendo. Pero en el Perú no hay siquiera indicios de que vaya a suceder anytime soon.

Anónimo dijo...

Quizás ayude que nos des algunos ejemplos de obras de otros países que han revolucionado el lenguaje literario desde plataformas virtuales...

Anónimo dijo...

Ojala que con el revuelo que ha causado el Nobel, los periodicos impresos se dignen en reponer semanarios dedicados a la literatura

Anónimo dijo...

Bueno, para revolucionar el lenguaje literario a partir de Internet, Facebook, etc., primero habría que combatir la idea superficial y muy extendida de que esa revolución implicaría escribir una novela que copie los diálogos del Chat, por ejemplo, o cuyos capítulos sean tan breves que parezcan telegramas twitteados. Aunque suene raro, a mí me parecería más interesante y revolucionario leer una novela en la que, superficialmente, no existan rasgos "tecnológicos", pero en la que, por ejemplo, haya un personaje tan obsesionado con el Facebook que esta adicción afecte su relación con los otros y consigo mismo, y que tenga alguna incidencia en la trama. Por ejemplo nada más...

Luis Hernán Castañeda

Anónimo dijo...

Mi querido señor Castañeda,
mírelo bien por entero:
Tecnología y crítica es el tema,
no el esfuerzo narrativero.

Anónimo dijo...

Oiga...
Mi querido poeta sin nombre,
aunque sepa usted de versos,
a juzgar por sus briosos esfuerzos,
su ceguera, lo lamento, es enorme.
Que el mismo Faverón le informe:
revise al toque el párrafo once, don-
de "la creación es de terrenos
príncipe".

Luis Hernán Castañeda

Mad dijo...

Es extraño que un crítico tan avisado como tú desconozca lo que pasa en tu país de origen. En España todos mueren por leer las -por lo menos- dos novelas peruanas contruidas en espacios digitales. Sino, leamos este fragmento del connotado Vicente Luis Mora: "La conclusión es todo un cosmos de formas novedosas de literatura compuestas de pantpáginas: novelas como Only Revolutions, de Mark Danielevski, que ya no se leen, sino que se navegan (Germán Sierra dixit); libros configurados como bases de datos (Lev Manovich); libros en que la imagen es tan o más significativa que las palabras empleadas (Salvador Plascencia, Carlos Labbé, Javier Fernández, Jonathan Safran Foer); libros construidos (César Gutiérrez, Bombardero); proyectos literarios con vídeo real (trilogía Nocilla, de Fernández Mallo) o reproduciendo vídeos falsos de Youtube (Crónica de viaje, de Jorge Carrión); novelas con doble versión, digital y en libro (Gamer Theory, de McKenzie Wark; El libro flotante de Caytran Dölphyn, de Leonardo Valencia); novelas gráficas; blogonovelas (Claudia Apablaza, Cristina Rivera Garza, Hernán Casciari, Claudia Ulloa); novelas organizadas como una revista que requieren de Internet para ser entendidas por completo (una aparecida en Seix Barral este año), etc. Como puede verse, hay autores de muchos países distintos involucrados en este proceso cuántico (disculpen la metáfora científica gratuita, o quizá no tan gratuita) que lleva del texto tradicional a la Pantpágina.
".

http://www.dvdediciones.com/firmas_vlmora.html

Guillermo Gomero Rojas dijo...

Soy GUILLERMO GOMERO ROJAS y lo veo muy bueno :D